por William Read
Parte II : La Rebelión de los Esclavos en el Saint Domingue Francés
En 1789 Francia tenía unos 26,000,000 de habitantes; 400,000 pertenecían a la nobleza (4000 familias), 120,000 al clero (126 obispos); el resto era el pueblo, 98%. Reinaba Luis XVI, que quería reformar el estado, creando un despotismo absoluto como los que ya existían en Rusia, Austria-Hungría y Prusia.
Años antes Francia había prohijado la independencia de Norte América, aliándose a los franco-estadounidenses; primero Lafayette (1777) y luego Rochambeau (1779) lucharon junto a los insurgentes de América contra los británicos. En Octubre de 1781 el general británico Cornwallis se rinde en Yorktown, marcando así el final de la Guerra de Independencia de Norteamérica.
En esos años Francia envió una flota de 300 naves que diezmó a la escuadra inglesa. Estados Unidos nace como resultado de la rivalidad entre Francia e Inglaterra.
Francia quedó muy debilitada económicamente por la aventura en Norteamérica. Esto causó descontento en los 26 millones de franceses y los sabios políticos de la época no podían aportar una solución a la situación. La carga económica recaía sobre el pueblo y el pueblo pedía a gritos colocar representación en el gobierno.
La solución fue el decreto de 1789 de Luis XVI que produjo la elección de los diputados a los Estados Generales, dando participación efectiva a la tercera casta, al pueblo. No se habían reunido en los anteriores 150 años!
Esto produjo una gran alegría en el Saint Domingue francés, donde los colonos estaban inconformes con la administración gubernamental. El Gobernador Mr. DuChilleau, fue el único opositor que la Asamblea Provincial hizo del decreto.
El Gobernador decía que el decreto era válido para Francia solamente, no para las Colonias. Aún así la Asamblea Provincial envió 18 diputados elegidos para participar en las deliberaciones de los Estados Generales, de los cuales solamente 6 fueron admitidos para representar la Colonia.
Entonces los mulatos y los libertos negros, incitados por la nueva sociedad "Les Amis du Negre" de París, reclamaron su participación en la dirección de la cosa pública de la Colonia. La proclama del 20 de Agosto conocida como "La Declaración de los Derechos del Hombre" aumentó la agitación ya existente por adquirir participación en la administración de la cosa pública.
Entonces, sólo entonces, los colonos blancos se arrepintieron de haber reclamado su representación en los Estados Generales y en la Asamblea de Francia.
La lucha de razas se había iniciado!
Los blancos se unieron, echando de lado sus querellas; los mulatos exigían las ventajas políticas ambicionadas. Ambos grupos, blancos y mulatos eran entonces opuestos, y a su vez estaban en contra del avance de los negros libertos. No tardaron en producirse desórdenes y tumultos locales de tal magnitud que al llegar la noticia a Francia, la Asamblea General dió marcha atrás y declaró que el decreto de 1789 era válido para Francia y no para sus colonias.
Este nuevo decreto corregido provocó tal descontento en la Asamblea Provincial reunida en San Marcos, que el Gobernador General creyó prudente disolver la Asamblea, acusando a sus miembros de romper con la Madre Patria y querer declarar al país independiente. Los del norte permanecieron leales al Gobernador y los del Oeste y los del Sur se declararon en defensa de sus derechos.
Mientras tanto, un joven mulato, Vincent Ogé, educado en París, miembro de la sociedad de amigos de los negros se embarcó para la colonia. Al llegar dirigió una carta al Gobernador, acusándolo de haber desobedecido la resolución de la Asamblea Nacional que establecía los "derechos del hombre" y en la que exigía conceder inmediatamenta e los mulatos los privilegios de que gozaban los blancos, y que en caso contrario ellos, los mulatos tomarían esos derechos por la fuerza.
El Gobernador atacó a Ogé y sus 300 mulatos con 1500 hombres. Los mulatos se dispersaron y algunos compañeros se escondieron en el lado de la colonia española, pero estos fueron entregados a las autoridades de la colonia francesa y fueron muertos cruelmente a golpes con hierros.
Una segunda insurrección fue también cruelmente aplastada por el Gobernador. Le siguieron otras con la misma suerte. El escándalo fue tal que la Asamblea Nacional promulgó un decreto reconociendo a todo individuo nacido en la colonia de padres libres los mismos derechos que los ciudadanos de Francia.
La publicación de este decreto en Saint Domingue produjo la desesperación de los habitantes blancos, quienes decidieron defender sus privilegios y sus propiedades ellos mismos, ya que el Gobierno colonial no podía ni quería hacerlo. Los blancos procedieron a formar una nueva Asamblea para reunirse en Leogane el 9 de Agosto para resistir, a como de lugar, el decreto de la Asamblea Nacional.
Ahora los mulatos se sublevaron de nuevo y los de la Asamblea no hicieron caso. Y en una plantación de Noé, el 23 de Agosto estalló la tempestad. Un grupo de esclavos mataron a los dueños y a los capataces de la finca. Esto fue el resultado de una conspiración de mayores dimensiones, ya que al finalizar el día los negros de otras plantaciones vecinas habían matado a sus dueños y prendido fuego a sus casas y a sus cañaverales. Los blancos jamás pensaron que los negros se aliarían a los mulatos y fueron injustificadamente confiados y estaban totalmente desprevenidos.
El número abrumadoramente superior de los negros redujo a los blancos a la impotencia y los hombres sucumbieron en la refriega. Peor les fue a las mujeres y a los niños. Nuestra mente moderna no llega, ni por asomo, a imaginar lo horripilan te de esos primeros días del terror negro de 1791. Solamente donde los esclavos eran leales a sus amos, se les permitió la huída a los blancos que con dificultades pudieron llegar algunos al Cap Francois y a Port-au-Prince, donde las autoridades coloniales le proporcionaban protección, para luego emprender viaje hacia la Luisiana o las Antillas vecinas.
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Parte II : La Rebelión de los Esclavos en el Saint Domingue Francés
En 1789 Francia tenía unos 26,000,000 de habitantes; 400,000 pertenecían a la nobleza (4000 familias), 120,000 al clero (126 obispos); el resto era el pueblo, 98%. Reinaba Luis XVI, que quería reformar el estado, creando un despotismo absoluto como los que ya existían en Rusia, Austria-Hungría y Prusia.
Años antes Francia había prohijado la independencia de Norte América, aliándose a los franco-estadounidenses; primero Lafayette (1777) y luego Rochambeau (1779) lucharon junto a los insurgentes de América contra los británicos. En Octubre de 1781 el general británico Cornwallis se rinde en Yorktown, marcando así el final de la Guerra de Independencia de Norteamérica.
Washington y Rochambeau en Yorktown |
Francia quedó muy debilitada económicamente por la aventura en Norteamérica. Esto causó descontento en los 26 millones de franceses y los sabios políticos de la época no podían aportar una solución a la situación. La carga económica recaía sobre el pueblo y el pueblo pedía a gritos colocar representación en el gobierno.
La solución fue el decreto de 1789 de Luis XVI que produjo la elección de los diputados a los Estados Generales, dando participación efectiva a la tercera casta, al pueblo. No se habían reunido en los anteriores 150 años!
Estados Generales en 1789 |
Esto produjo una gran alegría en el Saint Domingue francés, donde los colonos estaban inconformes con la administración gubernamental. El Gobernador Mr. DuChilleau, fue el único opositor que la Asamblea Provincial hizo del decreto.
El Gobernador decía que el decreto era válido para Francia solamente, no para las Colonias. Aún así la Asamblea Provincial envió 18 diputados elegidos para participar en las deliberaciones de los Estados Generales, de los cuales solamente 6 fueron admitidos para representar la Colonia.
Entonces los mulatos y los libertos negros, incitados por la nueva sociedad "Les Amis du Negre" de París, reclamaron su participación en la dirección de la cosa pública de la Colonia. La proclama del 20 de Agosto conocida como "La Declaración de los Derechos del Hombre" aumentó la agitación ya existente por adquirir participación en la administración de la cosa pública.
Entonces, sólo entonces, los colonos blancos se arrepintieron de haber reclamado su representación en los Estados Generales y en la Asamblea de Francia.
La lucha de razas se había iniciado!
Los blancos se unieron, echando de lado sus querellas; los mulatos exigían las ventajas políticas ambicionadas. Ambos grupos, blancos y mulatos eran entonces opuestos, y a su vez estaban en contra del avance de los negros libertos. No tardaron en producirse desórdenes y tumultos locales de tal magnitud que al llegar la noticia a Francia, la Asamblea General dió marcha atrás y declaró que el decreto de 1789 era válido para Francia y no para sus colonias.
Este nuevo decreto corregido provocó tal descontento en la Asamblea Provincial reunida en San Marcos, que el Gobernador General creyó prudente disolver la Asamblea, acusando a sus miembros de romper con la Madre Patria y querer declarar al país independiente. Los del norte permanecieron leales al Gobernador y los del Oeste y los del Sur se declararon en defensa de sus derechos.
Mientras tanto, un joven mulato, Vincent Ogé, educado en París, miembro de la sociedad de amigos de los negros se embarcó para la colonia. Al llegar dirigió una carta al Gobernador, acusándolo de haber desobedecido la resolución de la Asamblea Nacional que establecía los "derechos del hombre" y en la que exigía conceder inmediatamenta e los mulatos los privilegios de que gozaban los blancos, y que en caso contrario ellos, los mulatos tomarían esos derechos por la fuerza.
Vincent Ogé |
Una segunda insurrección fue también cruelmente aplastada por el Gobernador. Le siguieron otras con la misma suerte. El escándalo fue tal que la Asamblea Nacional promulgó un decreto reconociendo a todo individuo nacido en la colonia de padres libres los mismos derechos que los ciudadanos de Francia.
La publicación de este decreto en Saint Domingue produjo la desesperación de los habitantes blancos, quienes decidieron defender sus privilegios y sus propiedades ellos mismos, ya que el Gobierno colonial no podía ni quería hacerlo. Los blancos procedieron a formar una nueva Asamblea para reunirse en Leogane el 9 de Agosto para resistir, a como de lugar, el decreto de la Asamblea Nacional.
Ahora los mulatos se sublevaron de nuevo y los de la Asamblea no hicieron caso. Y en una plantación de Noé, el 23 de Agosto estalló la tempestad. Un grupo de esclavos mataron a los dueños y a los capataces de la finca. Esto fue el resultado de una conspiración de mayores dimensiones, ya que al finalizar el día los negros de otras plantaciones vecinas habían matado a sus dueños y prendido fuego a sus casas y a sus cañaverales. Los blancos jamás pensaron que los negros se aliarían a los mulatos y fueron injustificadamente confiados y estaban totalmente desprevenidos.
El número abrumadoramente superior de los negros redujo a los blancos a la impotencia y los hombres sucumbieron en la refriega. Peor les fue a las mujeres y a los niños. Nuestra mente moderna no llega, ni por asomo, a imaginar lo horripilan te de esos primeros días del terror negro de 1791. Solamente donde los esclavos eran leales a sus amos, se les permitió la huída a los blancos que con dificultades pudieron llegar algunos al Cap Francois y a Port-au-Prince, donde las autoridades coloniales le proporcionaban protección, para luego emprender viaje hacia la Luisiana o las Antillas vecinas.
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Felicitar y agradecer al Ing. William Read por haber realizado una redaccion facil de esta importantisima parte de nuestra historia. Estamos compartiendo las 10 lecciones en Voces Soberanas para que el mundo al que tenemos acceso se documente de la realidad historia del tema dominico - haitiano y comprenda que somos totalmente diferentes naciones.
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