por William Read
La isla entera quedó dividida en departamentos, arrondissements y communes; todos bajo el mando de militares responsables al Presidente. Ellos eran los responsables de la ejecución de las leyes que afectan la policía, la agricultura y la administración pública. No había ni un sólo civil investido de autoridad extensa. En los primeros dos años el comercio se redujo a la mitad.
Parte IX: La Ocupación Haitiana
El Presidente Boyer regresó a Puerto Príncipe y se dió de inmediato a la tarea de haitianizar la parte española, esforzándose en ahogar todo vestigio de cultura de la que se ufanaban los dominicanos. Las familias que todavía poseían algo, lo abandonaron, huyendo del país. La agricultura se paralizó; el comercio dejó de existir; todas las formas de progreso intelectual, que todavía durante la España Boba funcionaron, dejaron de existir en el primer año de la dominación haitiana, con el cierre de la Universidad y de la mayor parte de los templos religiosos, que quedaron sin curas.
División de la Isla durante la Ocupación Haitiana |
Se estableció el Código Rural, característico por el trabajo obligatorio, una modificación del anterior Code Noire de los colonos franceses, con algunas restricciones adicionales. Las previsiones de él son tan despóticas como las concebibles en un sistema de esclavitud. El Gobierno se incautó de todas las propiedades de la Iglesia; el clero depende solamente de las limosnas que recolectan de los fieles y tienen que pagar al Tesoro las dos terceras partes de lo que obtienen por este medio.
En Abril de 1825, el Rey Carlos X de Francia, reconoció la independencia de la antigua parte francesa de la Isla de Santo Domingo, en términos que excluyen la parte ocupada por la antigua colonia española. En pago de este reconocimiento, el Gobierno haitiano se comprometió a pagar una indemnización de 150 millones de francos como indemnización debida a los antiguos colonos franceses. También se concedió tratmiento preferencial a los buques franceses en los puerto de Haití.
Carlos X de Francia |
Las relaciones comerciales con Francia y el resto de Europa seguían disminuyendo a pesar de estas medidas preferenciales. Lo mismo sucedía con las naciones de suramérica, por la desconsideración de Boyer al pasarle por encima a la declaración de Santo Domingo cuando este país quiso adherirse a la Federación de Colombia. En Estados Unidos, los estados esclavistas del sur impidieron durante mucho tiempo el cultivo de las relaciones diplomáticas con Haití por razones obvias.
Las asociaciones abolicionistas de Estados Unidos, dirigieron su atención a Haití, en especial las que habían acogido con entusiasmo la invitación de Boyer a poblar tierras baldías de la parte española de la Isla. Pero este entusiasmo no tuvo larga vida, pues algunos de los inmigrantes negros volvieron a Estados Unidos y propagaron la noticia de la muerte de muchos compañeros a causa de la fiebre tifoidea y al mal comprtamiento de los haitianos. Unos cuantos libertos norteamericnos se quedaron en Samaná, dispuestos a sobrellevar las inmoralidades haitianas. Sus descendientes todavía viven allí en gran número.
La intelectualidad haitiana rechaza el tratado fronterizo dominico-haitiano de 1929, ratificado en 1934 por Trujillo-Vincent, alegando que no fué producto de un gobierno legítimo de Haití (estuvo ocupada por los U.S. Marines hasta 1934).
ResponderEliminarEntonces debería tener validez la frontera del Haití que reconoció Carlos X de Francia en 1825, a saber, la del Tratado de Aranjuez de 1777..........